El español Rafael Nadal encabezó la crítica que los principales tenistas del mundo realizaron este miércoles a los organizadores del US Open, al señalar que la seguridad de los jugadores se está poniendo en riesgo en un esfuerzo desesperado por recuperar el tiempo perdido debido a las lluvias.
Nadal, segundo jugador del mundo y defensor del título, el escocés Andy Murray, cuarto del orbe, y el estadounidene Andy Roddick, campeón de 2003, unieron sus fuerzas para presentar una queja ante el árbitro del torneo, Brian Earley, después de haber sido forzados a jugar en canchas totalmente mojadas producto de las fuertes lluvias que castigan el complejo de tenis de Flushing Meadows.La batería de partidos de este miércoles, que comenzó con una hora y media de retraso, fue suspendida a sólo 15 minutos del arranque luego de otro fuerte aguacero caído en Flushing Meadows.
"No queremos ir a la cancha si está lloviendo. Si me tengo que ir a la cancha, me voy a la cancha, pero creo que no es justo", dijo Nadal en declaraciones a la cadena ESPN.
El partido del español contra el luxemburgués Gilles Muller, así como otros tres encuentros de cuarta ronda, estaba originalmente programado para el martes, jornada que fue suspendida en su totalidad y pasada para el día siguiente a causa del mal tiempo.
Al momento en que su encuentro fue suspendido porque la lluvia arreció, Nadal estaba debajo 0-3 ante Muller en el estadio Arthur Ashe Stadium, la mayor instalación tenística al aire libre del mundo, con capacidad para 23.000 personas.
Murray, que también perdía 1-2 ante el joven local Donald Young en la cancha del Grandstand Stadium, insistió de su lado en lo peligroso que resulta jugar en esas condiciones.
"Es peligroso. La pista está muy resbaladiza. Los jugadores quieren jugar más que nadie, pero no cuando es peligroso", dijo el escocés, número 4 de la ATP.
Roddick, que estaba delante 3-1 del quinto sembrado, el español David Ferrer, se unió también a las quejas.
"Creo que si la discusión es que si puede o no se puede jugar en estas canchas como están, entonces (la respuesta es que) no están aptas. Los extremos de las pistas aún estaban húmedos cuando salimos a jugar", dijo el norteamericano.
"Queríamos hacerles saber (a los organizadores) que no queremos que nos pongan en esa posición (de jugar obligatoriamente). Desde luego, entiendo que necesitan poner el tenis en la televisión, y entiendo la parte comercial de este asunto, pero los jugadores tienen que sentirse cómodos y seguros", subrayó Roddick.
"Para darle crédito a Brian Earley, cuando le fuimos a ver él nos escuchó y fue muy amable con nosotros", añadió el estadounidense, 21º del listado ATP.
Dos horas y media después de la protesta de Nadal y su tropa, la lluvia amainó y los organizadores comenzaron a preparar de nuevo las canchas, al tiempo que daban a conocer un comunicado sobre su decisión.
"Todas las partes, incluyendo a los jugadores y organizadores del torneo, quieren que el Abierto de Estados Unidos siga con su programa. A partir de las 12 del mediodía de hoy (miércoles), la mejor información disponible nos indica la posibilidad de una ventana de dos horas sin lluvia", apunta la nota.
El comunicado señala que tras consultar con los árbitros se decidió habilitar de nuevo las canchas para jugar.
"Las condiciones pueden no ser ideales, pero todavía pueden ser seguras. Sin embargo, si un jugador o jugadores sienten que las condiciones son inseguras, les escuchamos, como hemos hecho siempre, y el árbitro utiliza esa información como parte de su evaluación acerca de si continuar o detener el juego", subrayó el mensaje de los jefes del US Open.
La jornada del miércoles incluye, además de esos cuatro partidos masculinos de octavos de final, otros dos de cuartos, y cuatro encuentros de cuartos de final de mujeres, además de 10 de dobles de diferentes modalidades y 35 del torneo junior.
El martes por primera vez en la historia del US Open una jornada completa fue suspendida.
El Abierto de Australia y Wimbledon cuentan con canchas retráctiles para estas eventualidades, pero el Roland Garros y el US Open se niegan a los estadios techados, el primero por tradición, el segundo por motivos económicos.
Nadie quiere aflojar los 120 millones de dólares que se necesitan para ponerle techo al estadio Arthur Ashe de Flushing Meadows, que con capacidad para 23.000 espectadores, es el escenario tenístico más grande del mundo.